Un boicot consiste en negarse a comprar, vender, o practicar
alguna otra forma de relación comercial o de otro tipo con un individuo o
una empresa considerados, por los participantes en el boicot, como autores de algo
moralmente reprobable.
Esta reprobación puede adoptar diversas formas, dependiendo de su
duración y alcance: un boicot puede orientarse a avergonzar al infractor
antes que a castigarle económicamente. Cuando es generalizado y a largo
plazo, el boicot es sólo una táctica más de consumo ético.
Se considera normalmente como una acción puntual para corregir un acto
destacadamente reprobable. Si se prolonga en el tiempo, o como parte de
un programa amplio de concienciación o de reforma de la leyes o los
regímenes, el boicot forma parte del llamado consumo ético o consumo responsable,
términos que se consideran más precisos, y que se centran en los
cambios a largo plazo de los hábitos de consumo. Una de las victorias
más significativas que se han logrado mediante un boicot fue precipitar
la abolición del Apartheid en Sudáfrica, con el apoyo de las «desinversiones» desde la década de 1980. Se iniciaron boicots en todo el mundo contra Shell, Kellogg (compañía) y Coca Cola entre otras, para protestar contra las políticas racistas
del gobierno sudafricano. Las compañías objeto del boicot promovieron
decisiones de los accionistas exigiendo no operar en el país, acelerando
la abolición del régimen segregacionista en 1994.
Un boicot tiene hoy muchas más posibilidades de éxito gracias a Internet,
a través de sitios web, grupos de noticias o listas de correo. El
efecto «bola de nieve» en Internet es muy rápido comparado con otros.
El boicot es legal en la práctica en la totalidad de los países
desarrollados. Sólo se aplican restricciones a determinadas
organizaciones como los sindicatos, que no pueden ordenar el boicot a los proveedores de bienes y servicios de sus compañías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario